
VICENTE MONTERO
Vicente Montero llegó a la Argentina como inmigrante español a la edad de 18 años en el año 1901.
A su llegada a Buenos Aires viajó en el tren del Ferrocarril Oeste que une la Capital Federal con Santa Rosa, descendiendo en la estación Uriburu, desde donde se dirigió a la cercana estancia “San Juan”, en donde quedó empleado como peón mensual.
“Don Vicente”, como lo llamaban sus amigos, se casó con Pascuala González en el año 1908 y de su matrimonio nacieron 15 hijos, 7 de los cuales eran varones.
Al fundarse en el año 1905 la localidad de Lonquimay se trasladó a ella empleándose como ayudante de carnicería, cuyo propietario era un tal Gutiérrez. Durante su paso por la carnicería, aprovechando el sebo sobrante de la misma, comenzó a hacer experimentos a fin de conseguir fabricar jabón de lavar; hubo muchos esfuerzos infructuosos, pero un buen día logró su objetivo.
Debido a ello funda una pequeña fábrica de jabón en el año 1908 en un precario galpón existente en los fondos de su primitiva casa familiar, situada en la calle Mitre s/n, frente al tanque de agua del ferrocarril.
En un principio la fábrica abastecía de jabón solamente a Lonquimay, pero un tiempo después se agregaron las vecinas localidades de Catriló y Uriburu.
La ampliación de la zona de influencia de la fábrica fue extendiéndose en forma progresiva, y ya en los años 1915-1918 sus productos se comercializaban en Anguil, Santa Rosa, Miguel Cané, Quemú Quemú, Miguel Riglos, Macachín y Doblas. Ante tanta expansión era necesario ampliar sus instalaciones.
Se agrega en la producción la fabricación de agua lavandina.
Fue así que en el año 1920 se levanta el edificio propio en la Quinta Nº 28, cerca del paso a nivel este del ferrocarril, con una extensión de 250 metros cuadrados.
Ya en el año 1922 el producto jabón de lavar “MONTERO” y el jabón de lavar segunda “LA PANTERA” se venden en todas las localidades de La Pampa, por su buena calidad y bajo precio.
Toda la producción era transportada por ferrocarril.
Ante la certeza de que esa expansión continuaría extendiéndose, en el año 1922 funda una sociedad con sus hermanos José y Jesús, la que giraba con el nombre de MONTERO Hnos.; a partir de allí las ventas y los productos aumentan, afincándose mas en todo el territorio.
Tres años después se disuelve la sociedad y Vicente Montero vuelve a ser el único propietario.
Con el mismo personal, y a medida que sus hijos van creciendo e integrándose al trabajo de la fábrica, el establecimiento sigue con su marcha ascendente.
En 1928 se agrega una extensa zona del oeste de la Provincia de Buenos Aires. Vienen años muy difíciles y de mucho trabajo, pero el clan familiar, viviendo todos en la casa paterna, lo soporta con éxito.
Lo que comenzó solo con esfuerzo y sacrificio, va tomando solidez.
En el año 1947 Don Vicente formaliza una sociedad que integra con sus hijos Alberto, Osvaldo, Alfredo, Rubén Oscar, Mario Jorge, Omar y Héctor Edgar. La sociedad, conforme al contrato, girará con el nombre de VICENTE MONTERO e HIJOS.
La incorporación de sangre joven a la empresa le da un fuerte impulso, aumentando las ventas y sus productos. Se agregan zonas en el oeste de la provincia de Buenos Aires, Río Negro, Neuquén y sur de San Luis.
En el año 1950 la firma cuenta con una flota de 4 camiones con acoplado, que le permiten colocar sus mercaderías a domicilio y acopiar el sebo en las carnicerías, materia prima básica para la elaboración del jabón, y por sus ventas en la Capital Federal, de suma importancia para la capitalización de la empresa.
Vicente Montero llegó a la Argentina como inmigrante español a la edad de 18 años en el año 1901.
A su llegada a Buenos Aires viajó en el tren del Ferrocarril Oeste que une la Capital Federal con Santa Rosa, descendiendo en la estación Uriburu, desde donde se dirigió a la cercana estancia “San Juan”, en donde quedó empleado como peón mensual.
“Don Vicente”, como lo llamaban sus amigos, se casó con Pascuala González en el año 1908 y de su matrimonio nacieron 15 hijos, 7 de los cuales eran varones.
Al fundarse en el año 1905 la localidad de Lonquimay se trasladó a ella empleándose como ayudante de carnicería, cuyo propietario era un tal Gutiérrez. Durante su paso por la carnicería, aprovechando el sebo sobrante de la misma, comenzó a hacer experimentos a fin de conseguir fabricar jabón de lavar; hubo muchos esfuerzos infructuosos, pero un buen día logró su objetivo.
Debido a ello funda una pequeña fábrica de jabón en el año 1908 en un precario galpón existente en los fondos de su primitiva casa familiar, situada en la calle Mitre s/n, frente al tanque de agua del ferrocarril.
En un principio la fábrica abastecía de jabón solamente a Lonquimay, pero un tiempo después se agregaron las vecinas localidades de Catriló y Uriburu.
La ampliación de la zona de influencia de la fábrica fue extendiéndose en forma progresiva, y ya en los años 1915-1918 sus productos se comercializaban en Anguil, Santa Rosa, Miguel Cané, Quemú Quemú, Miguel Riglos, Macachín y Doblas. Ante tanta expansión era necesario ampliar sus instalaciones.
Se agrega en la producción la fabricación de agua lavandina.
Fue así que en el año 1920 se levanta el edificio propio en la Quinta Nº 28, cerca del paso a nivel este del ferrocarril, con una extensión de 250 metros cuadrados.
Ya en el año 1922 el producto jabón de lavar “MONTERO” y el jabón de lavar segunda “LA PANTERA” se venden en todas las localidades de La Pampa, por su buena calidad y bajo precio.
Toda la producción era transportada por ferrocarril.
Ante la certeza de que esa expansión continuaría extendiéndose, en el año 1922 funda una sociedad con sus hermanos José y Jesús, la que giraba con el nombre de MONTERO Hnos.; a partir de allí las ventas y los productos aumentan, afincándose mas en todo el territorio.
Tres años después se disuelve la sociedad y Vicente Montero vuelve a ser el único propietario.
Con el mismo personal, y a medida que sus hijos van creciendo e integrándose al trabajo de la fábrica, el establecimiento sigue con su marcha ascendente.
En 1928 se agrega una extensa zona del oeste de la Provincia de Buenos Aires. Vienen años muy difíciles y de mucho trabajo, pero el clan familiar, viviendo todos en la casa paterna, lo soporta con éxito.
Lo que comenzó solo con esfuerzo y sacrificio, va tomando solidez.
En el año 1947 Don Vicente formaliza una sociedad que integra con sus hijos Alberto, Osvaldo, Alfredo, Rubén Oscar, Mario Jorge, Omar y Héctor Edgar. La sociedad, conforme al contrato, girará con el nombre de VICENTE MONTERO e HIJOS.
La incorporación de sangre joven a la empresa le da un fuerte impulso, aumentando las ventas y sus productos. Se agregan zonas en el oeste de la provincia de Buenos Aires, Río Negro, Neuquén y sur de San Luis.
En el año 1950 la firma cuenta con una flota de 4 camiones con acoplado, que le permiten colocar sus mercaderías a domicilio y acopiar el sebo en las carnicerías, materia prima básica para la elaboración del jabón, y por sus ventas en la Capital Federal, de suma importancia para la capitalización de la empresa.
La sociedad es administrada por Osvaldo, Alfredo y Mario Jorge. La planta fabril está a cargo de Alberto, Rubén Oscar, Omar y Héctor Edgar.
Ante el constante crecimiento de la producción y el aumento de las ventas, la sociedad estudia la modernización de la fábrica, con el objeto de implementar la fabricación de nuevos productos y aumentar la ya existente.
El 11 de junio de 1952 fallece Don Vicente y todo lo proyectado queda paralizado.
Ante la ausencia definitiva de Don Vicente, como lo llamaban sus amigos, jefe de familia y cabeza de la empresa, se funda la sociedad HIJOS DE VICENTE MONTERO, integrada por sus siete hijos varones y sus hijas solteras: Leonor, Nelly y Lidia.
El 11 de junio de 1952 fallece Don Vicente y todo lo proyectado queda paralizado.
Ante la ausencia definitiva de Don Vicente, como lo llamaban sus amigos, jefe de familia y cabeza de la empresa, se funda la sociedad HIJOS DE VICENTE MONTERO, integrada por sus siete hijos varones y sus hijas solteras: Leonor, Nelly y Lidia.
La nueva sociedad comienza la modernización con la ampliación del edificio, dotándolo de planta alta para colocación de los nuevos elementos. Al finalizar la ampliación la fábrica tiene una superficie de 800 metros cuadrados.
Se adquiere una caldera de locomotora de ferrocarril, 3 tachos de hierro para la saponificación del jabón con 25.000 Kg. de capacidad cada uno, 2 cubas de roble para el desdoblamiento del sebo con 20.000 lts. de capacidad cada una, 3 tanques de hierro para el tratamiento de agua glicerinosa con 10.000 lts. de capacidad cada uno, un concentrador-evaporador al vacío para la concentración de la glicerina, 1 batidora, 1 enfriadora, 1 cortadora y 1 estampadora para el jabón, un digestor para derretir sebo, una prensa hidráulica, una lavadora de botellas y una sachetadora.
En los sucesivos viajes a la Capital Federal de Osvaldo y Alfredo para la compra de maquinarias, conocieron a Míster Marclew, ingeniero químico inglés, quien fuera por 30 años consecutivos Jefe de Jaboneros del Frigorífico Anglo, traído ex profeso desde Inglaterra para ese cargo. Junto a él también concocieron a Alberto Ventura. Estas dos personas marcaron profundamente la marcha de la empresa.
En el año 1956, y con una amistad muy intensa, Mr. Marclew, se convierte en asesor técnico en la modernización de la fábrica, volcando toda su experiencia en ella.
Se adquiere una caldera de locomotora de ferrocarril, 3 tachos de hierro para la saponificación del jabón con 25.000 Kg. de capacidad cada uno, 2 cubas de roble para el desdoblamiento del sebo con 20.000 lts. de capacidad cada una, 3 tanques de hierro para el tratamiento de agua glicerinosa con 10.000 lts. de capacidad cada uno, un concentrador-evaporador al vacío para la concentración de la glicerina, 1 batidora, 1 enfriadora, 1 cortadora y 1 estampadora para el jabón, un digestor para derretir sebo, una prensa hidráulica, una lavadora de botellas y una sachetadora.
En los sucesivos viajes a la Capital Federal de Osvaldo y Alfredo para la compra de maquinarias, conocieron a Míster Marclew, ingeniero químico inglés, quien fuera por 30 años consecutivos Jefe de Jaboneros del Frigorífico Anglo, traído ex profeso desde Inglaterra para ese cargo. Junto a él también concocieron a Alberto Ventura. Estas dos personas marcaron profundamente la marcha de la empresa.
En el año 1956, y con una amistad muy intensa, Mr. Marclew, se convierte en asesor técnico en la modernización de la fábrica, volcando toda su experiencia en ella.
En el año 1970 se retira de la sociedad Omar Montero.
Con la puesta en marcha de las nuevas instalaciones, la producción aumentó en forma considerable como así mismo la cantidad de clientes y la zona de influencia.
En el valle de Río Negro, en la línea que va desde Villa Regina hasta Zapala se triplicaron las ventas y los clientes de Zapala eran los mayores compradores de jabón de lavar, producto que exportaban a Chile.
Los clientes de la fábrica pueden estimarse en 1.300, siendo esta la mayor riqueza de la empresa.
La fábrica se cierra el 30 de Junio del año 1989
Con la puesta en marcha de las nuevas instalaciones, la producción aumentó en forma considerable como así mismo la cantidad de clientes y la zona de influencia.
En el valle de Río Negro, en la línea que va desde Villa Regina hasta Zapala se triplicaron las ventas y los clientes de Zapala eran los mayores compradores de jabón de lavar, producto que exportaban a Chile.
Los clientes de la fábrica pueden estimarse en 1.300, siendo esta la mayor riqueza de la empresa.
La fábrica se cierra el 30 de Junio del año 1989
IMÁGENES



A cien años de la fundación de Lonquimay,
placa recordatoria
en el Monumento del Centenario,
obra del arquitecto Clorindo Testa

Monumento al Centenario de Lonquimay,
donado por Clorindo Testa

18 comentarios:
Qué interesante y enriquecedor conocer la historia desde el inicio ! Felicitaciones por el blog. Hay que darlo a conocer a las escuelas primarias y secundarias para que nuestras propias historias de vida nos vayan iluminando en la imaginación y connstrucción del futuro!
Pero me quedo con las ganas del próximo capítulo ! Y con una duda técnica: seguramente ese jabón no lastimaba las manos porqué ahora si lo hacen? Y además antes limpiaban más o me parece a mi?. Ah! expansión es con s. Buenísimo!
Gracias Mirta:
El jabón no lastimaba las manos. Pero cuando yo iba a la primaria mis compañeros, para hacerme enojar, me decían un versito: "Jabón Montero, saca la mancha y deja el agujero!"
Te puedo asegurar que no era publicidad subliminal
Agradezco que no se pierda la historia de La Pampa. La de nuestros pueblos todos (argentinos).
La memoria de lo bueno debe estar siempre, DEBE RESCATARSE SIEMPRE AQUELLO QUE PUEDA SERVIR PARA MEJORAR EL FUTURO.
A 100 años, aún hay mucho por hacer en este hermoso lugar del mundo.
!Adelante!
Ciudadana Ilustre: es cierto que hay mucho por hacer.
Y es cierto: es un hermoso lugar en el mundo.
Gracias
Gracias por el honor que me confiere pero, sencillamente, soy una ciudadana que prentende solo ser despierta.
Por lo demàs, muy bella a frase que refier a su perfl.
Hola don Pompas (¡del mejor jabón !): que bello es este espaco, ¿sabe? el color, el clima de su página, es de una nostalgia soleada con gusto a fondo y gallinero. Me hace acordar a mi infancia en Ciudad Evita y en villa Maipú, San Martín, en la provincia de Buenos Aires y a ese decir tanguero: en mis tiem,pos habia tiempo...y patio con glicinas para conversar mateando. Hermosas fotos y esa resolución municipal...excelente lo sigo de cerca. Gracias!
Gracias Mirta G. otra vez.
Si, esa era la idea con respecto a las tonalidades.
Y sus recuerdos de Ciudad Evita y Villa Maipú, "tenga por seguro que se me parecen". Cuando guste pase y tomamos unos mates...
Perdón. Pompas. Usted ha cuidado mucho los detalles así que me atrevo a contribuir contandole que hay algunos errores tipográficos menores. Tal vez se puedan corregir. Me he quedado con las ganas de conocer los nombres de tres socios que no están mencionados en el texto. Gracias, Sr. Pompas
Burbujitas: soy todo oídos.
Don Pompas: hay errores tipográficos en "extensión", "expansión","hermanso","esfuero", "mayore". Perdón, don Pompas, es una contribución. Me parece que sus dedos iban muy ligeros y peleados con la S. Es una buena letra al fin y al cabo. En "esfuero" no le ponga S sino Z.
Burbujitas: me parece muy bien que me señale errores en el texto. Pero tengo una sospecha: este texto es un archivo word y en ese archivo no están los errores. Me voy a poner a investigar si al copiar y pegar, no reconoce palabras y por lo tanto no se activa el diccionario en el blog. El texto en word lo he chequeado en varias oportunidades para la corrección ortográfica.
Gracias de todos modos
Pompas: has pensado en la posibilidad de que estén actuando hackers descendientes de "Jabón Federal". Habría que aclararle a Burbujitas que eran los competidores tradicionales del jabón "MONTERO".
A quien corresponda: mis conocimientos (escasos) pueden aportar que, en algunas ocasiones, cuando se exporta un texto a html, la transcipción puede llevar error.
El comentario de adela tiene humor.
Hola! Finalmente, luego de varios epítetos -que no se pueden reproducir aqui- he logrado una dirección que me permite meter un comentario aqui.
Poco objetiva puedo ser pero no importa. Me gusta este bolg y los comentarios de los que participan.
Muchas gracias a "Me moriré en París con aguacero", "María M", "Adela", "Burbujitas" por los aportes. Creo que los errores ortográficos que tenía el texto efectivamente se deben haber deslizado al exportar el texto desde el formato word.
Lo he corregido.
Leo aquí que la foto de la placa es de una obra de Clorindo Testa. Por favor, ¡sería tan amable de poner una foto del monumento de Testa? La verdad que me genera mucha curiosidad. Testa es un artista muy reconocido en la Argentina y en el mundo.
Pompas;
Buenas Noches.Lindísimo lugar y lindísima idea. Agradezco la invitación. Muchas gracias en serio.Vendré seguido.
Una pregunta: En "LONQUIMAY 100 AÑOS", el diario escrito entre todos para el centenario del pueblo, se incluyó un texto con esta nómina de los empleados que trabajaron en la fábrica desde sus inicios.
"En la administración: Ulises MONTERO, Eduardo SEVILLA, Juan Carlos MONTERO, Bibiana PHIN. En la planta de fábrica: Julio MOURE, Serafín MENDEZ, Pedro MAGDALENA, Elías ALTOLAGUIRRE, Raúl MOURE,Rodolfo MOURE, Carlos MONTERO, Jose SAENZ, Oscar GALVAN, Norberto GALVAN, Martín BRIT, Roberto CASTRO, Roberto GALVAN, Roberto BERRIOS, Abelino BERRIOS, Faustino BERRIOS, Roberto MONTERO, José María MONTERO, Hugo OTERO, Alejandro Ariel GATICA, Roberto GALVAN"
¿Esto está bien? ¿Faltará alguien?
Muhas gracias otra vez. Nilda
Asi es Nilda. Toda esta gente estuvo en relación de dependencia con la fábrica. Con todos se trabó una amistad mas allá de la relación laboral. Por supuesto que en esta lista hay gente con lazos familiares.
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